Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 24 de noviembre de 2013

No a la violencia de género

Violencia género como violencia estructural de nuestro país.
Muere una mujer en Cuenca, en Málaga, Cifuentes, Vicálvaro… Así son día sí y día también nuestros telediarios. Han sido asesinadas alrededor de 1.258  mujeres desde el año 1995. A lo que hay que añadir que baja el número de denuncias por violencia de género. La respuesta institucional es nula. Por otro lado, no paran los rumores de las denuncias falsas, a pesar de que sólo el 0,01% de las denuncias por violencia de género son falsas. Es como si quisieran hacernos creer que este tipo de violencia es normal. Y, no, ninguna violencia es normal. Imagina que, en lugar de decir que han muerto 1.295 mujeres, nos dijeran que han muerto 1.295 adolescentes o futbolistas. Sería un escándalo, un horror. Sin embargo, en un país donde lo normal es la violencia estructural contra las mujeres, se han normalizado hasta sus asesinatos y, por ello, también sólo el 0,01% de los presupuestos del Estado están dirigidos a las políticas de igualdad y la prevención de la violencia de género.

Me gustaron las conclusiones del Feminario de Córdoba  del año pasado, que explican claramente porque la violencia contra las mujeres se produce y se desatiende desde las instituciones españolas. Entre dichas conclusiones, encontramos la definición de violencia estructural, porque violencia estructural…

  • Es 50 mujeres asesinadas y que se cierren Casas de Acogida.
  • Es consentir la prostitución y hacer creer que puede ser un trabajo.
  • Es que la edad de consentimiento sexual esté en los 13 años en este país y, sin embargo, se nos niegue a las mujeres la capacidad de decidir sobre nuestra maternidad.
  • Es que la viagra sea perfectamente asequible y la píldora del día después no se dispense en todas las farmacias.
  • Es que las mujeres poseamos solo el 1% de la riqueza del planeta.
  • Es que una pretendida moral religiosa, vaya en contra de los valores y derechos cívicos.
  • Es la pobreza más absoluta en la que viven la mayoría de nuestras mayores porque el Estado no se ocupa de ellas.
  • Es que las mujeres jóvenes no encuentren trabajo a pesar de estar sobreformadas.

A pesar de esto, el mensaje sigue siendo el mismo. Se dirigen a las mujeres obviando las consecuencias de esta lacra social y, sobre ellas, se carga el peso de denunciar contra el agresor porque el Estado y sus instituciones se harán cargo de resolver la situación. Es curioso, son el Estado y las instituciones quienes no previenen, quiénes en muchos casos justifican y quiénes están mirando para otro lado para no actuar.

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