Es curioso, cada día una
aprende más y se da cuenta de más cosas. Yo estoy en contra de los pares duales
porque nos enfrentan. No entiendo la categoría hombre vs. mujer, la categoría
bueno vs. malo y así un largo etc. No lo entiendo porque implica oposición y
enfrentamiento y, porque, normalmente la primera palabra del par suele ser la
tomada como la norma, como el referente a seguir; por lo que la segunda, es
considerada como lo otro, lo carente, lo que tiende a la norma.
Y, sin embargo, hoy me doy
cuenta de que aún teniendo hecha dicha reflexión, yo, que me he movido siempre
en el ámbito de la orientación laboral y el feminismo, llevo toda la vida
utilizando un par dual: mercado de trabajo, laboral, trabajo remunerado vs.
trabajo doméstico, de los cuidados, no remunerado. Y, me asusto, porque es así
como pienso. ¡Cuánto queda por deconstruir!
Leyendo a Amaia Pérez Orozco en el artículo
“Estrategias feministas de deconstrucción del objeto de estudio de la economía”
aprendo que podemos superar esta nueva dicotomía y hablar de sostenibilidad de
la vida o aprovisionamiento social. Curioso. Esta nueva designación supera el
enfrentamiento y pone el punto de mira en la interrelación de lo que hasta
ahora yo llamaba mercado laboral y trabajo doméstico, porque no hay otra: ambos
tipos de trabajo son necesarios y son interdependientes y, así se supera la
visión mercantilizada de la vida humana.
“No hay mercados posibles sin una sociedad que los sustente”. (Amaia Pérez Orozco).
“No hay mercados posibles sin una sociedad que los sustente”. (Amaia Pérez Orozco).