Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

miércoles, 12 de junio de 2013

Rivalidad

Aunque traten de demostrar su superioridad, tú cuentas con las herramientas para desconstruir la desigualdadPequeñas situaciones me llevan a momentos ya vividos. Aprendí que no hace falta enfrentarlas porque son irracionales y porque son dañinas. Lo mejor que se puede hacer es solucionarlas.Surgen inseguridades y alianzas; todas por falta de conocimiento. Sin embargo, te llevan al estrado. Tú eres la juzgada. Lo vives con hombres que temen de tus competencias, seguridades y valores. Pero también lo vives con las mujeres. El juicio está perdido porque sólo influyen valores subjetivos, los suyos. Se trata de demostrar superioridad. El juego es sucio y ruin. No merece la pena mancharse las manos. Es educacional y, aunque afecta a nivel emocional, de algún modo u otro, tarde o temprano, se podrá deconstruir.

Aquí, me voy a referir a las rivalidades femeninas. Se trata de pequeños o grandes efectos del heteropatriarcado. Como dice la Pam (Pamela Palenciano Jodar de No Solo Duelen los Golpes), nos colocaron el vestido de princesa y nos dijeron: sonríe y espera a que venga el príncipe. Pero éste tardaba, nos aburríamos y protestábamos pero siempre había alguien que nos decía: cómo venga el príncipe y te vea con esa cara, se queda con la vecina. La vecina, otra como tú, que en nuestra misma situación, recibía el mismo mensaje de competencia. Y, así empezamos a rivalizar.

Basta con conocernos para que surja la sororidad. Pero, a veces, no nos damos cuenta de todo lo que nos une y lo que nos podemos aportar. Es entonces cuando nos dejamos llevar por la inseguridad y rivalizamos.

7 comentarios :

Ichi Pichi dijo...

De aquí la estupida creencia que me remueve las entrañas, " ... un equipo de trabajo en el que solo están mujeres, que mal ambiente no???..."
Gracias por poner palabras, a nuestras vivencias.

Maribel dijo...

A raíz de lo que dice Ichi Pichi, a mí también se me han revuelto las tripas miles de veces ante ese comentario: "Qué mal ambiente de trabajo entre mujeres."
Se nos califica de "arpías", de "víboras", "envidiosas", de tener "una lengua viperina", y toda clase de símiles estúpidos que, tristemente, muchas veces repetimos las mismas mujeres como si de un karma se tratase. Y luego, sólo hace falta echar un vistazo a los datos objetivos, a los cotidianos, para darnos cuenta de que no se trata mas que de un prejuicio estúpido y machistoide. No miento si digo que los mejores momentos que he pasado en mi faceta como trabadora, han sido aquellos en los que, rodeada de mujeres, he sido confidente, psicóloga, paciente, educadora sexual y soñadora empedernida....

PizPi ReTa dijo...

Totalmente de acuerdo. Además, no os parece maléfico que nos tilde de cuidadoras para con todo el mundo menos para con nosotras???

Mónica Quesada Juan dijo...

Y es curioso como el equivalente de la "envidia"entre mujeres es la "competencia" entre hombres, que parece que viste mas ante los ojos sociales...pero no deja de ser lo mismo.

Gran espacio Pizpireta :)

Mónica Quesada Juan dijo...

Que curioso que el equivalente de la "envidia" entre mujeres sea la " competencia" entre hombres, que parece que viste mas ante los ojos sociales...pero no deja de ser lo mismo!

Gran espacio pizpireta!

Mónica Quesada Juan dijo...

Y es curioso como el equivalente de la "envidia"entre mujeres es la "competencia" entre hombres, que parece que viste mas ante los ojos sociales...pero no deja de ser lo mismo.

Gran espacio Pizpireta :)

PizPi ReTa dijo...

Gracias Mónica. Qué buena aportación, no me había dado cuenta de esa perversión. Saludos.

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