Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 17 de febrero de 2013

Castigo divino



No sé por qué nos extraña que las mujeres del Partido Popular no conozcan los negocios presuntamente turbios de sus maridos. No es que sean tontas, que no lo son; ni que sean más listas que nadie, sino que cumplen los mandatos de género que comúnmente se aceptan por la mayoría de la sociedad. Ejemplo de ello es que ellas se encargan de las tareas de los cuidados en mayor porcentaje que ellos, que reciben menor salario por el mismo empleo, que la pobreza cada día tiene más rostro femenino, que existe violencia de género… Estos mandatos son promovidos con más ahínco por el neoliberalismo y lo hacen en lo bueno y en lo malo.

Los mandatos de género promueven una mujer esposa, madre y cuidadora y, si no cumple estos roles, la castiga y tipifica como mala, puta, o cualquier adjetivo peyorativoLos mandatos de género promueven dos modelos de mujeres: las buenas y las malas. Las primeras  son las que son madres, hijas, esposas, novias… que se caracterizan por la subordinación, la obediencia, la maternidad, el respeto a la autoridad del biohombre; en la mitología están representadas por la Virgen María, las santas, la maternidad… Las malas son las putas, las que tienen pensamiento propio, las que se quieren, las lesbianas… es decir, las que se salen de la norma; las reflejan en la cultura a través de figuras como Eva, Pandora e incluso en María Magdalena que luego se reformó.

Nuestra moral en este sentido es más bien conservadora, poca escala de grises entendemos. Y la derecha política lo hace mucho más. De hecho, ¿recordáis un mitin en Valencia del PP en que las mujeres cantaban sobre lo buenas esposas, madres y amas de casa que eran? Pues evidentemente, esa ideología, la de la desigualdad, promueve un sistema que ahora las protege de toda culpa. No podemos olvidar lo abnegadas esposas que son y que en su casa solo manda su marido y Dios.

No es que defienda su conducta, ni justifico el tratamiento de tontas que reciben, pero hay que visibilizar que los mandatos de género comúnmente aceptados promueven este tipo de roles . Si esto no nos gusta, transgredámoslo. Todas saldremos ganando.

1 comentarios :

Gema Palomo Ramírez dijo...

completamente de acuerdo pizpireta ¡¡ q razón tienes ¡¡ besos

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