El padre de todos los padres

Todo lo que tragamos. Tanto, que ni siquiera nos damos cuenta. Eso sí, el día que saltamos… Ese día, lo soltamos todo. Toda la rabia contenida y las lágrimas guardadas. A veces, yo ni me reconozco. Pero si lo analizo, si busco en mi interior, me doy cuenta de lo que pasa. Sería estupendo llevar siempre un cuaderno y apuntar todos esos momentos que te hacen sentirte mal. Esos: niña, haz esto; niña, haz lo otro. Da igual, niña, espera.

 Yo, una vez tuve que escuchar que un compañero de trabajo incluso me decía que era como mi padre. ¿Tú te crees? Él, que tenía el mismo puesto que yo, pero que era más vago que la chaqueta de un/a guarda (lo siento por lxs guardas, porque estoy segura de que no son vagxs).  Con la excusa de que yo era nueva y así aprendería más, me hacía currar por él y por mí, incluso cuando dejé de ser nueva. Hasta que un día, le dije que se acabó, que se hiciera su trabajo. Y, no lo entendió, es entonces cuando me insistió que él era como un padre para mí y tal cual se comportaba. No entendió que me molestara. ¡Qué padre, ni qué leches! Perdón, yo ya tengo padre y me ha enseñado lo que es ser un padre. Un padre no es un señor que no te deja vivir y te explota aludiendo a que lo hace por tu bien y por tu juventud (se le escapa decir que también es porque eres mujer).

 De hecho, mi compañero (con sus 56 años, que sí tenía una hija) manifestó públicamente que no entendía por qué me sentía mal, si era como mi padre. Lo más horrible es que cuando le contesté que se limitara a ser mi compañero de trabajo y hacer lo que le correspondía profesionalmente, que yo ya tenía padre y que ejercía bastante bien su cargo por lo que no necesitaba otro, se quedó perplejo. Y, el resto de personas me miraron y me dijeron: mujer, no te lo tomes a mal, no tiene mala intención, de hecho te está cuidando. 

Pero, ¿he pedido yo ese cuidado?  Yo solo pido respeto. Y, en el trabajo, ejerzo el rol de ser una profesional, por lo que no requiero que nadie me sitúe en el rol de hija.