Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 10 de marzo de 2013

¿Y si no nos salvan los príncipes?



Es curioso revisar los cuentos tradicionales, aunque la tradición escrita los ha desvirtuado tendiendo a eliminar los elementos subversivos que la persona que narra incluye. Es curioso, al escribir tienes que tener cuidado para que no haya elementos mal sonantes, para que nada se pueda malinterpretar; sin embargo, la tradición oral permitía a la persona que narraba ser más creativa e incluir las transgresiones que considerase oportunas, sólo había que tener en cuenta al público oyente que tenía. A pesar de Disney, algunas transgresiones han llegado a nuestros días…

En los cuentos las protagonistas  desobedecen y transgreden las normas escapándose, yendo al baile, teniendo curiosidad, etc.  De hecho, los príncipes no son salvadores, ni héroes, ni nadaFijémonos  en los cuentos, hay una inmensa mayoría de mujeres protagonistas. Ellas tienen nombre, ellos, en su mayoría, son solo príncipes (también hay ogros, leñadores…). De hecho, no se habla ni de que sean inteligentes, ni prácticos; se les asume valor, pero no se dice qué tipo, ni la por qué tienen ese valor (suponemos que será por lo mismo que los que tienen estatua en la mayoría de los pueblos de este nuestro país, vamos, por ser asesinos). La única característica que los define es ser príncipe. Y, mira que son tontos: el de Cenicienta, se enamora de ella pero necesita ponerle un zapato para reconocerla; el de la Bella Durmiente pasaba por allí y una mujer somnolienta se despierta y se casa con él… Vamos que no tienen ningún conocimiento, competencia, habilidad social… En estos tiempos estarían en el más absoluto desempleo. Eso me lleva al príncipe actual, esperemos que la prinzesa, la republicana, promueva el cambio (derrocar la monarquía), ya que en los cuentos las protagonistas  desobedecen y transgreden las normas escapándose, yendo al baile, teniendo curiosidad, etc.  De hecho, los príncipes no son salvadores, ni héroes, ni nada; si nos fijamos bien son premios a ellas por la transgresión. Después de hacer algo que no estaba bien visto, es decir, después de desobedecer, su recompensa es un príncipe. Y, no digo yo que esto esté bien, ¿eh? Que ser hombre objeto es tan malo como ser mujer objeto.

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