Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

miércoles, 3 de abril de 2013

El día que perdí la identidad



Es curioso pero hasta ahora siempre me habían llamado por mi nombre. Comienzo en un nuevo contexto y siento como haber desaparecido. Ya no soy yo, ya no me llaman por mi nombre. Este es el relato contado por algunas amigas. Llegó un día en el que fueron madres y desaparecieron. Llevan años, siendo madres y, aún hoy, muchas personas las conocen por ser la mamá de… en el ámbito en el que se relacionan con sus hijas e hijos.

Incluso, manifiestan que esta situación nunca fue divertida, ya que dificultaba la relación con las otras personas. No es fácil hablar con alguien a quién ves todos los días y conoces estupendamente pero no tienes ni idea de su nombre. Aún así, año tras año, han dejado su espacio para sus hijas o hijos. Y, ni éstas, ni éstos, han cedido sino que han ocupado todos sus espacios y ¡claro, una necesita un poco de respiro!, pero a la vez, no puede dejar de sentirse mal porque el respiro lo necesita de sus pequeños y pequeñas, de esas personitas a las que debe querer, cuidar y todo lo que conlleva ser madre. Evidentemente, ambas cosas no son incompatibles, incluso algunas mujeres eligen la opción de no ser madres. Todo se puede hacer, pero hay que cuestionarse el por qué en determinados momentos de la vida, una desaparece para ser un rol y por qué una se siente tan mal por, simplemente, dedicarse un poquito de tiempo.
Es imprescindible contar con un Cuarto Propio como dijo Virginia Wolf

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