Me declaro contraria y opuesta al día de san Valentín. ¿Por
qué? Porque es el colmo de la representación del capitalismo y del hetropatriarcado. Y sí, estoy en contra del consumismo por consumir y de la acumulación de productos para ser alguien.
Pero también estoy en contra de un día que representa un amor violento, tan
violento que se basa en la dependencia y en la jerarquización humana. Por si
alguien no lo sabe aún, yo creo en la sostenibilidad de la vida y, por tanto,
en lo esencialmente humano y, también
creo en la justicia social. Asi que, a grosso
modo, soy antisistema.
Pero claro, este no es el momento de hablar de mí. Es el
momento del supuesto “día del amor”. Te bombardean con mensajes consumistas. Te
bombardean con mensajes de cómo tienes que ser para que te quieran y cómo
tienes que amar. Te socializan en una cultura violenta; pero, una inmensa mayoría
de la gente, no dice nada. Consideran que eso es lo normal. Y, os aseguro que el daño que hace
este día, por ejemplo a la adolescencia, no es normal. Basta con entrar en un
aula de secundaria y preguntar para contrastar este dato, descubrirás inseguridades, búsqueda de un amor basado en la media naranja, celos, dependencia… bueno, ya lo sabéis.
Y, el tema es que cuando una se declara contraria a este
día, saltan todos los resortes de las mentes machistas. Tienen que contestar y
dar su opinión supuestamente “progre” o
“liberal”. “Oye, que se trata de un día que si quieres lo celebras y si no
quieres, no. No seas radical”. Nunca reaccionan ante los mensajes misóginos y
capitalistas, pero el tuyo… el tuyo parece ser muy hiriente.
No-querida mente machista y supuestamente (según tú) abierta, tengo que decirte que tu reacción
ya transmite un mensaje. Tú no hablas de libertad para celebrar o no dicho día.
Tú cuestionas cualquier pensamiento crítico con dicho día. Te parecerá
razonable, pero la libertad es poder expresar ese pensamiento crítico que no es
que sea cualquier cosa, sino que supone violencia.
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