Hoy
toca hablar de las Vulpes, grupo de punk rock íntegramente femenino formado en
1982 en Barakaldo (Euskal Herria). Cuatro
chicas jóvenes de entre 17 y 21 años. Sus nombres lo decían todo… Querían provocar a la sociedad postfranquista, tradicional y puritana de la
época.
Loles Vázquez «Anarkoma Zorrita» (guitarra)
Mamen «Evelyn Zorrita» (voz)
Begoña «Ruth Zorrita» (bajo)
Lupe Vázquez «Pigüy Zorrita» (batería)
En los 80’s, sacaron un único single (“Me gusta ser una zorra”), cuya base musical era de una canción de Iggy Pop y cuya letra ellas
adaptaron libremente, dando lugar a una de las polémicas más sonadas
del panorama musical español y un capítulo oscuro en RTVE.
Todo
comenzó en 16 de abril de 1983, en el programa musical “Caja de ritmos”, que se
veía en TVE1. Emitieron el vídeo de su
single, todo esto provocó una polémica y
un escándalo considerable. Medios de comunicación conservadores y ultracatólicos
como el ABC o partidos políticos en la misma línea, como el Partido Demócrata
Popular, presionaron para eliminar de un plumazo el programa y a su director
Carlos Tena. No podían soportar que se difundiera un mensaje tan transgresor.
Era el
reflejo de aquella sociedad machista, hipócrita y sin ningún criterio moral; incluso el Fiscal General del Estado interpuso una querella por escándalo
público a Loles por ser autora de la
canción y a Mamen por interpretarla, también
al programa musical por "ofender el pudor y las buenas costumbres". Debido
a esta polémica, el grupo tuvo gran éxito. Grabaron con una discográfica su famoso single, comenzaron una gira en la que
tuvieron más desgracias que alegrías ( recibieron hasta palizas tras el escenario por parte de encargados
de seguridad, boicot de grupos de extrema derecha en sus conciertos, se les
acusó en la prensa de traficantes).
Después de todos estos contratiempos y la
presión social, el grupo se disolvió. Su criterio y mensaje transgresor queda perfectamente reflejado en una frase que comentaron después de lo acaecido: "nos gusta ser como somos y pensamos que a nadie debe escandalizar que digamos que nos masturbamos, porque eso es natural, eso lo hace todo el mundo. Es más fuerte poner películas violentas u obligar a niños a seguir un determinado tipo de religión".
Todo
esto ocurrió en lo que decían que era una democracia, y, por desgracia, 30 años
después esta historia se repite. La iglesia sigue influyendo en el gobierno, y
éste sigue ignorando y perjudicando el derecho a
decidir de las personas, dictando leyes prehistóricas contra los derechos
humanos, fomentando una jerarquía social entre personas de diferente sexo y cerrando los ojos ante los problemas de la sociedad.
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