Estoy recién llegada al mundo de las graduaciones escolares.
Por no ir, no fui ni a mi graduación universitaria. Las circunstancias de la
vida me han llevado a ver mis primeras graduaciones ahora.
Ahí estaban las chavalas y chavales de 2º de bachillerato.
En breve, estaré presente en la de 4º de la E.S.O. Es curioso porque, casi un
mes antes, ya estaban buscando qué ponerse para su graduación. Rápidamente
deduje que si tenía que ir, tendría que ir vestida como en una boda. Yo voy a
pocas bodas y cuando voy, no suelo llevar los vestidos que se estilan en dichos
eventos o eso creo yo. Asi que pensé, ¿qué ponerme? Me puse el último vestido
que me puse en la última boda que asistí y me puse tacones, no muy altos y con
plataforma (no sé utilizar de otro tipo y me siento ridícula cuando ando con
otro tipo de tacón).
Me dispuse a llegar. Por supuesto, conduje con zapato plano
y luego me cambié. Cuando llegué al evento, allí estaban ellas y ellos. Ellos
con trajes y encorbatados, algunos llevaban pajarita. Pensé en lo ridículo que
me parecía ver vestidos así a chavales de 18 años. Me sentía en un carnaval. Y,
allí, estaban ellas con sus trajes de bodorrio, largos y cortos y, casi todas,
con sus taconazos. Ahora se llevan unos taconazos que nos hacen muy, muy altas,
pero patosas a la hora de andar y, a mi entender, ponen en riesgo la vida de
las personas que los llevan y no voy a hablar de las consecuencias de su uso diario en nuestros pies y en nuestra espalda.
Ellas y ellos tratando de parecer mayores con su disfraz, Se disponían a escuchar sus nombres para recibir su ansiado diploma. El caso es
que nadie debía haber pensado en la indumentaria de las chicas. Nada estaba
preparado para ello: inmensas escaleras por recorrer, subir y bajar y la temida
mesa que estaba entre la persona que entregaba el diploma y la persona que lo
recibía. El peligro era caminar por todos esos obstáculos con esos
taconazos y, el siguiente riesgo estaba
en que había que dar un beso a la persona que entregaba el diploma, asi que
entre el corto de la falda y el tenerse que echar para adelante para poder
besar a la persona que daba el diploma y que se situaba detrás de la mesa… Se corría el riesgo de enseñar ¡las
bragas!.
Nada cómodo, os lo digo yo, que no tenía que hacer tantas
cosas y también llevaba vestido y tacón. El caso es que hubo una víctima de
todo aquello: una muchacha fue llamada para ser reconocida por uno de los
mejores expedientes del curso y tuvo un tropiezo, cayó por las escaleras y
hasta enseñó las bragas.
2 comentarios :
El otro dia viví esto con algo de extrañeza Paz. Iba yo andando por mi barrio y vi a una chavala de unos 21 años que aparentaba 40. Llevaba un vestido verde de seda y largo. Los pechos a punto de enseñar los pezones y un recogido de por lo menos 2 horas de peluqueria. Me sorprendió sobre todo la altura de sus tacones (no podia apenas andar) y lo primero que pensé divertida es que el cura se habria puesto las botas cuando la viese en la boda o comunion. Pero cual seria mi sorpresa cuando la orgullosa madre explicaba a los vecinos que venian de la.geaduacion de la niña. No sé si la chavala estaba cansada o qué, pero se la veía triste y taciturna y me dije que... si yo estuviese en su lugar, estaria exultante, feliz, orgullosa... No sé qué tienen que ver los logros académicos con el exceso de maquillaje y perfume, pero en fin... Supongo que las personas se van formando a lo largo de los años y ahora les toca vivir este momento como les dictan los cánones de comportamiento y sumisión... No lo juzgo, simplememente esque me quedé boquiabierta... Por cierto, el vestido precioso...
A mí, la verdad, me encanta que una decida ponerse lo que le plazca y muestre su cuerpo, si le apetece, con orgullo. No me gusta que se piense que eso está siempre dirigido a miradas externas porque, en realidad, creo que una se viste para sí misma. El problema viene cuando una lo hace para ajustarse a los prototipos estéticos que considero insalubres, horribles, inalcanzables... El problema es que cuando una se viste o hace cualquier cosa diferente es señalada, enjuiciada, criticada...y, en definitiva, castigada. Después de años, de meternos en vena el tema de sumisión, a ver quién es la lista que se enfrenta a esto sin ver su autoestima tocada. Por eso, me molesta este modelo social de la mujer que considero violento e injusto.
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