
El ámbito internacional clama que no se
vuelva a una ley en la que se ningunea la opción de decidir de las mujeres, una
ley que pone en riesgo nuestras vidas. El aborto no es algo que un gobierno o una institución religiosa puedan concedernos o no. El aborto es nuestra decisión. El gobierno debe
garantizarnos recursos para poder hacerlo sin riesgos. Estamos preparadas para
la reivindicación, ya estamos en lucha. Luchamos por nuestros derechos. Aun
así, tenemos un plan B. Hemos visto lo que habéis hecho con nuestra sanidad pública, con nuestra educación pública y laica, con nuestro sistema de pensiones… con nuestro estado de bienestar.
Os lo dije al principio, somos muchas y entre nosotras no
brilla esa rivalidad que nos queréis imponer. Ya nos hemos desaprincesado de ese
aprincesamiento al que quisisteis someternos para alcanzar príncipes azules que
no se daban cuenta de su sometimiento. Contamos con muchas fuerzas, pero
especialmente con nuestro vínculo: SORORIDAD. Y, sí, ya tenemos plan B y redes
de mujeres que, de forma altruista, nos ayudarán en el caso de que nos quitéis
nuestros derechos humanos, nuestra opción de decidir.
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