He empezado a correr y me siento la mar de satisfecha. Llevo
dos meses y medio y me he apuntado a algunas carreras. Es curioso. Yo me apunto
a las carreras. Desde el principio me piden que indique mi género y mi edad.
Cuando llego a las carreras, me fijo en los cuerpos de las personas que corren.
Por lo general, si son carreras populares, los cuerpos son normales. Pero
también encuentro cuerpos atléticos. El cuerpo de las personas que corren, yo
creo que es pequeño. Aunque no puedo, ni quiero generalizar. Mi
cuerpo es normal/pequeño, pero no estoy tísica. Y, no hay carrera a la que vaya
que no me den la llamada “bolsa del corredor”. En mi caso, sería “bolsa de la
corredora”, pero a pesar de haberme preguntado mi género, al llegar este
momento no se tiene en cuenta.
A mí, me hace mucha ilusión mi “bolsa de la corredora”, siempre
busco la camiseta técnica. La ilusión se me viene abajo tan pronto como
desdoblo la citada camiseta. No hay camisetas de mi talla. Ya llevo unas 5
carreras, cuando mi pareja ve la camiseta… le brillan los ojos. Sabe que será
suya. No hay camiseta de mi talla, a pesar de tener una talla normalizada para
un cuerpo de mujer.
El caso es que hasta he hecho un pódium. Me dieron un montón de cosas. Según abrí los regalos, descubrí que en su mayoría (la mochila, el bidón de agua… no) eran para mi padre, por el tamaño. Ni corta, ni perezosa pregunté a la organización. Fueron gente muy maja, me ofrecieron cambiar las tallas de las cosas. Y, lo han hecho. Ahora todos los regalos le quedan genial a mi pareja. Yo corro, pero los regalos no son para mí. Lo tengo claro, me preguntan mi género, pero lo obvian a la hora de recompensar mis éxitos.
El caso es que hasta he hecho un pódium. Me dieron un montón de cosas. Según abrí los regalos, descubrí que en su mayoría (la mochila, el bidón de agua… no) eran para mi padre, por el tamaño. Ni corta, ni perezosa pregunté a la organización. Fueron gente muy maja, me ofrecieron cambiar las tallas de las cosas. Y, lo han hecho. Ahora todos los regalos le quedan genial a mi pareja. Yo corro, pero los regalos no son para mí. Lo tengo claro, me preguntan mi género, pero lo obvian a la hora de recompensar mis éxitos.